Hay momentos en que la presencia de Dios es opacada por tanto dolor, y sufrimiento en nuestras vidas y aunque no queramos, nos hacen sentir como que Dios no está con nosotros,.
Jesus paso por eso, recuerda la escena de Cristo en la cruz del calvario pronunciando estas palabras “¡Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?...
Pero El nunca nos deja, nunca lo haría ni por un instante.
Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides. (Deuteronomio 31:8)
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